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Tan distintos y parientes

Ana Ochoa

Este es un libro para descubrir que, tal vez, tienes un pedazo de estrella en el bolsillo. El lápiz que cargas para hacer las cuentas es pariente de las estrellas. Y las estrellas, tan lejanas, son primas cercanas de tu sangre y abuelas de los diamantes, tan parientes tuyos como la pizca de sal. 


Todos tenemos que ver unos con otros, aunque muchas veces no nos demos cuenta. Somos una familia extraña, grande y muy antigua. Este libro es para reconocer parentescos que nunca sospechamos: el tuyo con un helecho, el del helecho con un insecto, el del insecto con un fósforo, el del fósforo con un espejo, el del espejo con el Sol, el del Sol con una montaña, el de la montaña con una estrella fugaz y el de la estrella fugaz con el sencillo machete que corta entre la hierba. 


Verás parientes de todos los colores: transparentes como el hielo, azules como los rayos, amarillos como las yemas, rojos como las chispas, negros como cristales y verdes como el Sol. 


No todo es como lo vemos. Y lo que vemos, lo vemos tarde. En este libro descubrirás, además, que lo que miras ya pasó. Entenderás que la Luna que ves es la que fue hace más de un segundo, que el Sol que ves es el que fue hace ocho minutos y que las estrellas que observas posiblemente ya están muertas. 
Este libro es un viaje por el paisaje que no vemos: el de las cosas que se relacionan. El viaje puede empezar en el rincón de tu cama o en el radio que te acompaña y terminar en el espacio lejano, navegando entre cometas con cabezas de rocas y hielos derretidos por el Sol. O ir de casa en casa, conociendo parientas extranas, como la ubre de una vaca y su prima la olla a presión.

 
¿Qué tendrán qué ver, siendo tan distintas: tan gris, tan fría y tan dura la olla. Y tan rosada, tan tibia y tan suave la ubre? Siéntate a leer en una silla. Ah, y no olvides que ella, a pesar de tener varias patas, también es tu pariente.

 

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